Dentro de nosotros, siempre, late el alma de un gigante

Maldita Nerea y el emprendedurismo

Sucede que a veces, cuando corres de manera habitual, te da por pensar. Es un ejercicio magnífico para liberar la mente y que nazcan las ideas, porque al centrarte en tu parte física dejas la mental a un lado. O, al menos, los problemas cotidianos. Pesa más la lucha contra el cansancio que el recuerdo del día y de inmediato tu cerebro se va hacia otros menesteres.

Yo, siempre que corro, escucho música. Lo necesito para motivarme, incluso cuando voy en grupo y manteniendo media conversación. Las letras me evocan cosas, me motivan y me permiten mirar hacia adelante. Es algo totalmente inherente a mi actividad física.

Y, en la selección, hay muchas canciones de Maldita Nerea. Porque me gustan, para empezar, Porque alguien me dijo que en sus letras usaban lenguaje PNL (Programación NeuroLingüística) para tratar de inculcar mensajes positivos en sus escuchantes. Y porque hay cosas que dicen con las que me identifico plenamente.

Dentro de este todo que explico, resulta que cada vez más he ido ligando fragmentos de sus temas con frases para emprender, hasta el punto de que creo que uniendo estrofas de varios de ellos podría hacerse una única canción que hablara del emprendedurismo. Este, con su permiso, es el resultado. Espero no convertirlo en un sacrilegio.

'Yo nado en mares pequeños 
Y que todo salga bien 
Que si son grandes me pierdo 
Y luego nunca se volver

Y si seguimos con el plan establecido 
nos cansaremos al ratito de empezar 
probablemente no encontremos el camino 
pero nos sobraran las ganas de volar

Guarda ese miedo que lo vela todo y solo se queda

Y hemos sobrevivido, aunque no sé bien a qué 
y es que andábamos tan perdidos que no podíamos ver la alegria que se lleva el miedo

Que la vida es mejor con palabras de suerte

Y siempre es complicado, de vez en cuando, 
nos olvidamos de seguir sumando, y jugar a no dejar de perder

Fácil, solo hay una manera, la que te quede cerca de la primavera, 
aunque tengas que saltar sin tu red

Los sueños no descansan, siempre quieren más. La vida es del color que tú quieras soñar

Y no te engañes, hay que ser sincero, 
para soñar hay que empezar de cero, 
la suerte ayuda a los que quieren volar, 
más allá del mar, más allá del miedo. 

Es difícil volar cuando esperas la caída, 
Es difícil soñar cuando no ves la salida

Solo es un infierno sostenido 
por el miedo a equivocarnos

Tu mirada me hace grande

Y aunque ahora el mundo gire en otra dirección, Eres tu quién le da sentido A lo que dice tu dormido corazón, no todo está perdido

Y necesitas decir que no a los miedos, verás puedo enseñarte 
Aunque me canse, y vengan miles de días grises 
o mis palabras quieran rendirse ante la lluvia en el cristal 
Me suena grande, los imposibles también existen, 
te cambio un si por ese yo no puedo'

 

Toda la música que me gustaría escuchar

De pequeño, mi padre me inculcó el amor por la música. Él, que había vivido intensamente los años 60, me descubrió a Los Beatles, pero también la Nova Cançó con Lluis Llach, Maria del Mar Bonet, Jaume Sisa o Serrat o los míticos grupos españoles Los Brincos, Los Sirex, Los Mustang o Micki y los Tonis.

Cuando encuentras algo mágico en tu infancia tiende a acompañarte durante toda tu vida. Y, en ese sentido, siempre he tenido presente esa música de ayer, pero también la de hoy. Y ese gusto variado, que me ha llevado a escuchar a gente tan diversa como Joaquín Sabina, Depeche Mode, David Bisbal, Guns and Roses, My Chemical Romance o Rosana.

Es cierto que me gusta escuchar básicamente dos tipos de grupos: de pop español y británico. De ahí que en los últimos años haya pasado por casi toda la discografía de Keane, The Fray, Coldplay o Green Day. Pero, pese a ello, cada vez que leo mis revistas favoritas (Esquire, FHM y Rolling Stone, básicamente) se me aparecen nuevas críticas hacia nuevos grupos o no tan nuevos que me llaman la atención y que por falta de tiempo todavía no he podido disfrutar.

Una de estas sorpresas me llegó con las tremendamente positivas críticas de los catalanes Manel, que me llevaron con cierto retraso a escuchar su último trabajo y a disfrutar de sus historias con temazos como Flor Groga.

Aun así, hay muchos que leo y releo a diario y sobre los que me digo que me gustaría experimentar. Me han hablado de 30 Seconds to Mars, de Mumford and Sons, de Polock, de Moonflower Pop, de Reverendo Moe, de These New Puritans, de Delorean, de Wilco o de Bruno Mars...

Es por ello que os pido opinión a vosotros.¿Por cuál empiezo? ¿Cuál de ellos os parece más recomendable? ¿Hay alguno que desaconsejéis?

Una vez escuché una frase en una emisora que rezaba 'Music will change your life'. En cierto modo creo que lo hace con todos nosotros. Y ojalá siga haciéndolo hasta el fin de nuestros días.

 

Mis películas favoritas sobre periodismo

Aun hoy veo con emoción a los estudiantes que se debaten internamente, a las puertas de la Universidad, sobre cuál será su futuro. Ese momento de la vida es precioso, espectacular. Decides a qué querrás dedicarte durante el resto de tu existencia. Y cuando lo ves claro la emoción es inenarrable.

Yo, como todos los niños del mundo, pasé de futbolista a abogado, de notario a arqueólogo y de psicólogo a publicista. Pero fue mi amigo José Manuel Izquierdo (aunque él no lo sepa) quien en segundo de BUP me encaminó hacia mi verdadera vocación.

Había que hacer un trabajo de investigación y él preguntaba a la gente de la clase si conocía que en Valencia existía un club de fútbol sala, llamado Vijusa. Lo hacía, además, con una grabadora en la mano, lo que me provocó un chispazo cerebral que ya no me abandonaría: me encantaba el deporte, hablaba de él constantemente, podía tragarme cualquier disciplina en la televisión y el ejercicio del periodismo me parecía apasionante, así que ese fue el momento en el que mi vocación salió a flote y nunca más se marchó.

Es por eso que, cuando sabes que te dedicas a lo que realmente te llena, cualquier cosa que te lo recuerde y te identifique te emociona y hasta te inspira. Y pocas cosas hay más inspiradoras que el cine y, en concreto, las películas que hablan del periodismo. Suele éste ser un periodismo valiente, comprometido, casi heroico. El que todos nos gustaría representar aunque a veces no tengamos valor para hacerlo (yo me incluyo. Jamás sería correponsal de guerra motu propio, pero si estuviera en medio de una necesitaría contar lo que pasa). Pero eso al fin y al cabo pasa con las pelis de médicos salvavidas, abogados salvafamilias o detectives salvahonras.

Por todo esto quería compartir los films con los que más he disfrutado viendo ejercer mi profesión. De entre todos (aun me quedas algunos por visionar, sobre todo clásicos), por el momento me quedo con los siguientes:

- EL DESAFÍO. FROST CONTRA NIXON.- O cómo conseguir una entrevista casi imposible y ser capaz de obtener de ella un titular que pasará a la historia.

- BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE.- Periodismo puro y comprometido con estética Mad Men. Imprescindible.

- LEONES POR CORDEROS.- Totalmente infravalorada. Reflejo perfecto de la clase política y periodística actual.

- EL DILEMA.- O cómo un solo periodista, en busca de la verdad, puede tocar las pelotas a toda una multinacional.

- CASI FAMOSOS.- La música y el fútbol se parecen mucho. Al principio es muy fácil trabajar con jugadores y cantantes cuando no están en la cima y tienes acceso a muchas intrahistorias cuyas puertas se van cerrando a medida que éstos van subiendo escalafones y te ven como un estorbo más que como una ayuda.

- ÍNTIMO Y PERSONAL.- Quizá aquí se idealice a los reporteros, pero muchos de ellos (y más en tiempos de guerras como estos) siguen trabajando así.

- TERRITORIO COMANCHE.- El libro de por sí lo devoré en 45 minutos y otro tanto me pasó con la película. La prosa clara y contundente de Pérez Reverte hace el resto.

. CIUDAD DE DIOS.- El periodismo no centra el argumento, pero éste se desarrolla gracias a que el protagonista hace fotos y cuenta historias para un periódico local. Aquí está la máxima de que 'si no sales en la prensa no existes'.

- TAL COMO ÉRAMOS.- O la clásica historia de cómo una persona en la pareja es capaz de seguir adelante con sus ideales pese al paso del tiempo, mientras la otra tiende a acomodarse y a evitar riesgos.

- LA CORTINA DE HUMO.- Aunque no sea periodismo puro, me parece una fantástica alegoría de cómo distraer la atención en los medios cuando hay un tema del que no se quiere hablar.

Y, por supuesto, no puedo cerrar sin la emoción que me supone que un periodista y un fotógrafo sean los oficios reales de los dos superhéroes más grandes de la historia: SUPERMAN y SPIDERMAN.

Renacen los temazos de mi adolescencia

Era algo previsible, aunque ha tardado más de lo esperado. Para la generación que comenzamos a abrirnos a la vida en los años 80 y a salir en los 90, la música siempre fue una seña de identidad reconocible. Todavía la llegamos a escuchar en vinilos. Y algunos de ellos incluso los conservamos.

Muchos de los nuevos empresarios han sabido ver que el negocio estaba en los treintañeros con capacidad adquisitiva (cada vez menos, por culpa de la puta crisis) y han florecido tiendas como Popland o discotecas como Betty Pop.

En el primer tipo de comercios podemos encontrar desde los chándals y camisetas que vestíamos en EGB hasta símbolos que nos marcaron como Naranjito. Y en los segundos se recuerda la mayoría de las canciones que marcaron el inicio del actual pop español y que seguro que la mayoría llevamos en el coche o el mp3.

Sin embargo, la realidad es que había sitios donde salíamos (Arena, Jardines, Woody, Metrópolis, Barrio 5) en que sonaban los grandes éxitos melódicos de la música española y anglosajona. Pero otros (Ágora, Rumbo 144, Haddock, Altea, Havana, Ni se sabe) donde la selección era otra.

En aquel entonces la bestialidad y la contundencia de la Ruta del Bakalao fueron sustituidos por grupos 'Made in Spain' que, cantando en un inglés bastante discutible, crearon temas que ya quedaron en nuestro imaginario colectivo y que han dado nombre a nuestro añorado Remember.

Hoy, lejos del House, el Trance o el Progresive comenzamos a escucharlos de nuevo en algunos lugares de ocio nocturno. El 'Sweet Release' de Throuser Enthusiast, 'Memories of Love', 'Castle in the Sky', el 'Get it up' de Sensity World, el mítico 'Hymn' de Caballero, el 'We belong' de Double Dare, el 'I feel you tonight' de GEM, el histórico 'Lover why' de John Wesley o el 'Scream' de New Limit empiezan a formar de nuevos listas de reproducción. Y a atraer a la generación nacida bajo el amparo de la Constitución Española.

Como gran homenaje a todos ellos os dejo abajo con el apoteósico 'Searching for the golden eye' de Motiv8 y Kym Mazelle. Como diría mi amigo Pablo García Cuervo, temazo de magia.

 

#Nowplaying 'L'estaca' 40 años después

Una de las cosas por las que más recuerdo a mi padre es por su amor a la música. Vivió de pleno los años 60, compró cientos de vinilos que yo por suerte aún conservo y me enseñó a escuchar con las orejas abiertas cualquier tipo de canciones, desde Los Brincos a Adriano Celentano.

Quizá por la época en que transcurrió su juventud, le marcó especialmente la generación de la 'Nova cançó', una serie de cantautores valencianos y catalanes que cantaban contra la dictadura con el doble sentido que había que imprimir para evitar la censura, aunque a veces ni con eso se pudieran librar de las detenciones.

De esos años hay símbolos clarísimos como el Joan Manuel Serrat que decidió no ir a Eurovisión porque no le dejaron cantar en catalán, las historias de detenciones nocturnas de María del Mar Bonet ('Qué volen aquesta gent, que truquen de matinada') o el célebre 'Al vent' de Raimon, de cuyo recital en Madrid solamente se pudo realizar una de las dos jornadas previstas porque le detuvieron al finalizar la primera.

Sin embargo, el gran símbolo (al menos, en mi opinión) de la canción protesta de aquellos años lo constituyó 'L'estaca', de Lluís Llach, donde un abuelo le relata a su nieto que todos viven atados a un gran poste pero que las nuevas generaciones deben tirar para tratar de tumbarlo, porque ya parece estar pudriéndose.

Por desgracia, y aunque suene duro decir esto en democracia, estoy teniendo la misma sensación que tuvo mi padre en los años 70. Me da la impresión de que estamos anclados a una estaca bipartidista, donde los 'representantes del pueblo' aprueban leyes absurdas mientras uno de cada cinco españoles está en paro.

A ello se suma la congelación de las pensiones, la absoluta irresponsabilidad en educación (con cambios constantes que nos han puesto a la cola de Europa), la fuga de talentos, su gran preocupación por no perder el derecho a disfrutar de pensiones vitalicias, la inyección de dinero a unos bancos que fueron los que crearon la crisis y a los que no se les exige ni la devolución del dinero público con el que les salvaron el culo ni que den facilidad de crédito a los que sí trabajan para salir de esta situación de estancamiento. Y así un largo etcétera.

Parece, sin embargo, que la época de los cantautores ha muerto con la comodidad del 'Estado del bienestar'. Pero como éste (aquí lo explica Fernando Giner Grima http://www.valenciaplaza.com/ver/21113/Fernando-Giner-prev%C3%A9-la-ruptura-del-estado-del-bienestar-y-la-extensi%C3%B3n-del-copago-en-un-futuro-postcrisis.html) se va a ir a la mierda en breve, igual vale la pena comenzar a movilizar a la gente tanto a través de las redes sociales como, sobre todo, a partir de la universalidad de la música.

 

Cosas que me resisto a creer que ocurran en el siglo XXI

Hay momentos a lo largo de un día donde te sorprendes flipando porque en la época en la que vivimos, donde el hombre ha pisado la Luna o la esperanza de vida se acerca a los 100 años, sigan ocurriendo cosas que nadie creería que somos incapaces de arreglar viendo lo anterior.

Creo que a todos nos ha pasado por la cabeza en algún momento esa sensación. La de ponernos a pensar cómo es posible que en la era de internet nos retratemos de esa manera, evidenciando que usamos muchísimas energías en algunas cosas y directamente nos dan igual otras.

Por eso, no me resisto a hacer una lista (que podría ser más extensa seguro) de todo aquello que me indigna. No sé si la compartiréis, pero esto es lo que no alcanzo a comprender cómo la humanidad no ha podido, querido o sabido arreglar.

- No entiendo cómo con la alta tecnología de que disponemos, la medición de audiencias de la radio y la televisión sigue siendo tan paupérrima. Encuestas a un porcentaje bajísimo de la población o medidores fantasma (no conozco a nadie que tenga uno) para vender publicidad sobre cifras FALSAS.

- No me entra en la cabeza cómo, siendo capaces de parar en algunos casos enfermedades como el cáncer o el sida, no hay cura prevista para el asma o posibilidad de evitar una simple calvicie.

- Me parece increíble que superando la entrada en la atmósfera con una simple cápsula, nadie sea capaz de hacer un coche indeformable para evitar las muertes en los accidentes de tráfico.

- Jamás (jamás) me explicaré por qué no se erradica el hambre en el mundo. Con las subvenciones imbéciles a temas absurdos (como los estudios universitarios sobre los hábitos de higiene, por ejemplo) que se gastan inútilmente, me parece indignante que siempre sea un tema a tratar y no a solucionar.

- No me entra en la cabeza que la economía de un país y, por ende, de las personas que lo componen, pueda depender de algo tan insustancial como la bolsa. Es como querer jugar a la ruleta rusa con la pasta de los demás.

- Me sorprende cada vez más (porque ocurre mucho y lo sigo viendo en los recintos deportivos) la gente que se declara ferviente admiradora de Pelé o Michael Jordan y luego es racista con las personas negras que no son famosas ni millonarias.

- Tengo que decir lo siguiente así. Me toca las pelotas que nuestro futuro dependa de políticos que no aportan nada, que solamente viven para criticarse a ellos mismos, que no han conocido el paro y que nunca tendrán problemas con su pensión.

- Aun sigo indignado porque, en muchos locales de moda donde no entras si no eres supermegaguay (parafraseando la canción ZAPATILLAS de El Canto del Loco), te claven 13 euros por una copa y encima tengan la poca vergüenza de darte garrafón.

- Y, por último, rechazo enormemente las reuniones subnormales del llamado G-20. Los dirigentes de los países más poderosos siempre quedan en sitios guapos, viajan en avión privado, comen bien, duermen en hoteles de cinco estrellas y al final siempre deciden que no se puede frenar la situación del Tercer Mundo, que hay que subir los impuestos y que el protocolo de Kioto para emisiones cero no será obligatorio hasta 2023.

Como reflejo de esta indignación os añado un último toque: esta joya de canción de Carlos Goñi, con cuyas estrofas (la mayoría, al menos) me identifico plenamente.

 

Mis queridas caras B

En el mundo del Mp3, el Spotify y los singles comerciales que suenan en la radio, tiene cierta lógica (y ahí están las estadísticas de ventas) que hayamos perdido la capacidad de escuchar discos enteros.

Son pocas ya las personas que compran el producto tal como se vende en las tiendas y menos aún las que se ponen el LP una y otra vez hasta sabérselo de memoria. Si alguien no lo cree, cualquiera puede comprobarlo yendo a un concierto de grupos de nueva creación, donde se baila el hit de moda y se contempla sin movimiento alguno el resto del repertorio.

Con esta situación se pierde, sobre todo, la capacidad de sorpresa. La posibilidad de descubrir canciones que nunca sonarán en Los 40 Principales y que, sin embargo, por diversas razones (simple gusto musical, época de la vida en que se escuchan...) acaban grabándose en la mente del 'escuchante'.

A mí me pasa y me sigue pasando. Y es por ello que, si puedo (y soportando los comentarios del estilo 'para qué te lo compras si te lo puedes bajar') acabo adquiriendo los últimos trabajos de la gente que me gusta oir.

Esto me ha llevado a tener un repertorio favorito de CARAS B, de canciones 'de autor' que no tuvieron el tirón necesario para ser comerciales pero que me han ido emocionando a lo largo de mi vida. En muchos casos y para mucha gente no tienen nada de extraordinario, pero lo cierto es que a mí me encantan.

De Bon Jovi tengo unas cuantas, como Hearts Breaking Even (de mi época de instituto), Something for the Pain, Hey God, Bounce, Captain Crash ant the Beauty Queen of Mars, Undivided o Bells Of Freedom (de uno de sus últimos álbumes). Me encanta el While My Guitar Gently Weeps de los Beatles, el Opportunity Nox de Roxette o algo tan dispar y distinto como el Indiana de los Hombres G.

Más allá del universo pop me llamaron mucho al atención The Funeral of Hearts de HIM y Helena de My Chemical Romance. Y de los discos de Serrat me emocionan los Cantares o La Saeta. También me ocurre algo similar con Taxi y su Ya Sabréis Quien Soy.

Del estilo británico me han atraido mucho en los últimos años grupos como The Fray o Keane. De estos últimos, de su soberbio primer disco reivindico Bend and Break y Somewhere Only We Know, así como el Patience de Guns and Roses o El Aleph de Nena Daconte.

En mi grupo no pueden faltar hits de Depeche Mode como Walking in My Shoes, Halo, Rush o Precious. Ni tampoco curiosidades como Una Canción de Despedida de Los Lunes Que Quedan, Vine del Norte de Ismael Serrano, Yo Quería de Cristian, Busco La Vida y Aquellos años locos de El Canto del Loco, Mobile de Avril Lavigne, City of Blinding Lights de U2, Crímenes Perfectos de Andrés Calamaro, Deprimencia de Revólver, Ana y Miguel de Mecano, Not ready to make nice de Dixie Chicks, My immortal de Evanescence, La revolución sexual de La Casa Azul, Slave to the music de Twenty For Seven o Don't Look Back in Anger de Oasis.

Variadito, como véis. Y con muchísimas otras quedándose en el tintero. Pero es esta una forma de pelear contra lo que escucha todo el mundo, valorando por tí mismo qué canción merece ser un single y cuál no. Y, sobre todo, de encontrar joyas que se te queden en la mente para toda la vida.

 

 

La madurez de un gran músico

Tengo amigos que, para hacerse los duros, dicen que escuchar a Alejandro Sanz es de afeminados. Que no es más que un cantante comercial, sensiblero y moñas que siempre escribe de amores de juventud y nunca de temas comprometidos.

Mi realidad es que lo descubrí entrando yo en la adolescencia y él casi dejándola con su primer disco. Ñoño, por supuesto, pero con toques que otros no tenían. Porque, al fin y al cabo, se trataba de un niño que cantaba bien (y tenía que esforzarse el doble para esconder su marcado acento andaluz) y tocaba la guitarra y el piano como los ángeles. Un músico, vamos, y no un producto con buena voz a quien le componen las canciones.

Para los que lo recuerden (y, aunque lo nieguen, se les hayan quedado las melodías) por Corazón partío, Se le apagó la luz, El alma al aire o Mi soledad y yo, me gustaría desgranarles algunas canciones y circunstancias que lo alejan de gente de Operación Triunfo, one hit singers o simples vocalistas.

Hay pocas canciones más sentidas hacia un padre que Ese que me dio vida, donde desgrana desde la ignorancia que profesamos a nuestros progenitores cuando estamos en ese paso de la niñez a la edad adulta hasta la sensación de agradecimiento que les profesamos cuando un día nos cae encima la realidad de todo lo que han hecho por nosotros.

Uno de sus últimos singles, Looking for paradise, habla de un estilo de vida que cada vez busca más gente: el de ser feliz con lo que se tiene y disfrutar de los pequeños privilegios de que se dispone, en lugar de buscar una quimera que pocas veces se llega a alcanzar y que, cuando se captura,deja a muchas de esas personas sin objetivos y perdida.

Si hay Dios representa y ha representado, para muchos, la recreación en forma de música a las preguntas que acechan a las personas creyentes cuando reciben un mazazo que no debería haberles llegado. Todavía recuerdo cuando Juan Antonio Alcalá abrió El Larguero con ella el día en que ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco. Y no creo que se me olvide jamás.

Uno de sus cúlmenes emotivos, de esos que te hacen llorar cada vez que lo escuchas, lo constituye para mí Siempre es de noche. Una crónica optimista sobre una persona ciega a la que le gustaría contemplar un solo instante a aquella que le hace ver a través de sus relatos diarios.

Por último, puede que en conjunto su mejor disco (al menos en mi opinión) sea No es lo mismo. Con Viviendo Deprisa se dio a conocer, el Alejandro Sanz 3 lo confirmó, Más lo encumbró al estrellato y Paraíso Express nos lo ha devuelto después de mucho tiempo. Sin embargo, el arriba citado es el único en el que hizo lo que le dio la real gana. Se dejó de impostar la voz para cantar con su deje sureño natural. Introdujo ritmos cubanos y brasileños, muy poco comerciales en Europa. Hizo rancheras al estilo Luis Miguel. Y se le notó una deshinibición que hacía mucho tiempo que parecía necesitar.

Por todo esto me gusta Alejandro Sanz y me lo pasé de coña en su concierto en Valencia. También me gusta Queen, Depeche Mode, Joaquín Sabina, Guns and Roses, Roxette, Keane, The Beatles, Los Sirex y hasta Metallica. O sea que no soy sospechoso de no haber pasado por una corta diversidad musical. Lo que pasa es que a algunos les da miedo decir que les ha enganchado una canción suya. No queda de machito. O de intelectual que conoce grupos a los que la mayoría no tiene acceso.