Los que me conocen saben que no soy nada bélico. Pero hay una serie de personas que irrumpen en tu vida y te hacen crecer. A lo grande. Valoran lo que haces. Te ponen en contacto con otra gente. Te inspiran. Te ayudan sin pedir nada a cambio. Y acaban convirtiéndose en un imán no solo para ti, sino para la mucha gente que de repente descubres que orbita a su alrededor con tu mismo entusiasmo.
Hay quien sostiene que no se puede cambiar el mundo. Y por eso ni siquiera lo intenta. Hay quien cree que es absurdo debatir una nueva Ley de Educación, porque jamás serán capaces de aparcar sus diferencias ideológicas para marcar las pautas de los próximos 30 años. Hay, en general, pocos hombres y mujeres con sentido de Estado. Y, en particular, pocos ejemplos a seguir que puedas ponerle como reflejo a tus hijos.
Tuve la suerte de conocer a Ángel Sanz acompañando a David Casinos a unas charlas TED que organizó Fundesem. Allí empezaba su camino para cambiar la sociedad a través del deporte y la educación. Algo quimérico para muchos, pero absolutamente nítido para él. Yo recomiendo ver dos vídeos seguidos: el suyo en aquella ponencia (https://www.youtube.com/watch?v=r4-RFgQsgE4) e inmediatamente el que da a conocer al mundo a Paul Potts (https://www.youtube.com/watch?v=1k08yxu57NA). Mirad a ambos a los ojos. Tienen la misma determinación. Se les nota que confían en lo que dicen. Y, pese a que su aspecto inicial no es el que se esperaría en estas circunstancias, los dos a su manera han cambiado todo su entorno. Y siguen haciéndolo.
Quiero dedicar este post a un concepto que me inspiró Ángel y que cada día más, cuando hablo con él y conozco a los que se juntan en su propósito (una de sus palabras fetiche) se me hace más claro: el de la AS Army, una suerte de ejército pacífico de aquellos que creen en él. A quienes da fuerza con su energía (segundo vocablo preferido) día a día. Y que creen que SÍ SE PUEDE. Como pudo el Liverpool de Benítez. O como hacen en USA ya las personas de Changing The Game Project.
Luego descubres que jugó en el Real Madrid de Baloncesto. Que estudió Business en Houston. Que formó parte de la NCAA como alero destacado. Que ayudó a un jugador de golf en sus inicios. Que se inventó el Vodafone Team para sacar a jóvenes como la tenista Sara Sorribes a la palestra. O que implementó la competición de valores en el Rafa Nadal Tour.
Y de pronto te cuenta que en su primer año como profesor en el MBA Sports Management de la UEM decidió, en lugar de un trabajo de fin de carrera, organizar un evento. Y resulta que se trajo la Spartan Race a España. Y funcionó tanto que hoy su CEO aquí y un referente para los estadounidenses, que la inventaron pero que no son capaces de explotarla ni por asomo como lo hace él.
Y todo eso ocurre mientras te vas a comer tranquilamente a un sitio sin pretensiones. Mientras se apasiona con los miles de proyectos que quiere realizar. Y mientras, como filosofía de vida, te dice que sus hijos nunca van los viernes por la tarde al colegio porque vivirán más cosas y serán más felices pasando el fin de semana entero con sus padres que teniendo que aprender una lección escolar de dos horas.
A todos los que quieran, este es el único ejército en el que me quiero embarcar en mi vida. Porque hoy importa que hagas bien tu trabajo, sin duda. Pero mucho más importa tu capacidad para generar ideas. Y para poner en contacto a las personas. Porque se ayudan entre ellas. Y, al final, te meten a ti en la rueda. Porque sí. Porque hemos entrado en la sociedad colaborativa. Y ojalá se quede.
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