Vaya por delante que todos somos conscientes de que el fútbol es uno de los mayores negocios del planeta, pero está dirigido por tiranosaurios anquilosados que no tienen ninguna intención de modernizar aquello que les reporta enormes beneficios. El miedo a perder algo es mayor a la ilusión de pasar a la historia como aquellos que cambiaron la historia. Básicamente porque no tienen la talla ni las ideas para hacerlo.
Sabemos igualmente que en su Comité Técnico les prohíben hablar, porque muchos de los que allí mandan vienen de reminiscencias censoras y, en la era de la comunicación, prefieren que las culpas caigan en los peones antes que en los dirigentes. Que curiosamente salen impolutos.
Y, por si todo esto fuera poco, resulta que pitan a 22 tíos que cobran muchísimo más que ustedes, que fallan muchísimo más que ustedes, que les protestan acierten o no y que en un día malo pueden esconderse entre sus 10 compañeros, mientras que si ustedes fallan están solos. Incluso arrastrando errores de sus asistentes, que a veces son los que les meten en el lío y más que ayudar acaban perjudicando.
Pero, por encima de estas reflexiones, la realidad es que son ustedes unos COBARDES. Cobardes porque no tienen la valentía de levantar la voz para denunciar que no pueden defenderse. Cobardes porque no hacen valer los aciertos que supone decidir en segundos. Cobardes porque no plantan cara a los futbolistas cuando se les encaran, diciéndoles que ellos también perjudican a sus equipos cuando fallan un gol o cometen un error en un despeje. Pero sobre todo cobardes porque, mientras les meten en la nevera y pierden dinero y prestigio, no dicen ni mu no sea que les cierren el chiringuito.
Así que les digo una cosa: yo estoy convencido de que no perjudican a nadie a propósito (aunque estoy seguro de que les cuesta más pitar algo en contra de un equipo grande por las implicaciones que lleva implícito. Algo muy humano), pero en esta época hay que ser valiente. Porque, al final, a quien le caen los palos es a su colectivo. A quienes no designan como internacionales es a ustedes. Y a quien someten a escarnio público es a aquellos que deben impartir justicia.
Un buen primer paso sería dar una rueda de prensa después de cada partido, haya polémica o no. Al fin y al cabo, los futbolistas y los entrenadores lo hacen y dicen banalidades. Y los periodistas, muchas veces, se lo permitimos. Así que podrían ir entrenándose a base de tópicos y eufemismos. Y luego, cuando haya que dar la cara de verdad, no les atenazará el cagancho que arrastran como penitencia por acabar siendo (a pesar de todo) unos privilegiados.
Últimos comentarios