Como ya sabrá la gente que lee este blog, me dedico a la comunicación. Un resumen rápido sería que ayudo a personas y empresas a salir en los medios, para mejorar su marca personal o su visibilidad de cara a buscar mayores ventas. Aunque yo prefiero decir que cambio vidas. Y lo creo firmemente.
Prefiero no agobiar aquí poniendo ejemplos y dándome autobombo (algo que odio), pero si alguien tiene curiosidad puede consultar la cuenta de Twitter @PasarelaCom, que utilizamos en mi empresa únicamente para colgar los artículos, entrevistas y reportajes que generamos a nuestros clientes.
Sin embargo, no es éste el motivo por el que escribo hoy aquí. Hay otro más profundo y que sistemáticamente me viene ocurriendo a lo largo de los últimos años. No será éste un post que pueda ayudar a muchas personas, pero sí conseguirá que yo exprese lo que siento y al menos pueda compartirlo con aquellos que suelen sufrir el mismo tránsito que yo.
Quiero comparar los cuatro estadios de un plan de comunicación con un equipo que tengo muy cerca: el Levante Unión Deportiva. Pero no comparando su política, que por otra parte me parece muy acertada en varios de sus aspectos, sino su evolución a nivel de imagen en los últimos años.
Existen para mí cuatro situaciones que se repiten casi sistemáticamente en el tránsito con la gente que trabajamos. Y que tienen mucho que ver con la marca personal que se ha creado el club valenciano de un tiempo a esta parte.
1.- Altísimo impacto inicial. Cuando un tema o un personaje es novedoso, los medios se interesan vivamente por él y podemos decir que está en todas partes. Algo similar a lo ocurrido en el club de Orriols con Luis García Plaza, Manolo Salvador y Quico Catalán: una muy buena gestión económica y deportiva les llevó primero sin pensarlo a subir a Primera División y más tarde a mantenerse más que dignamente.
2.- Mantenimiento de la marca con apariciones novedosas. Una vez superado el efecto sorpresa, todo aquello que haga bien el personaje tenderá a ser noticiable y lo posicionará como un referente en su campo. Exactamente lo ocurrido con la llegada de un desconocido Juan Ignacio Martínez y su evolución hasta colocar al club en Europa por primera vez en su historia.
3.- Se mantiene o desciende ligeramente el número de artículos en la prensa, pero no por hacer algo mal sino porque lo extraordinario ya se ha convertido en cortidiano. La segunda temporada de JIM, salvando holgadamente la categoría, no recibía tantos calificativos como antaño. Pero era igualmente meritoria.
4.- El cliente cierra relación con su gabinete porque 'no salgo tanto como antes'. A pesar de que sistemáticamente tiene apariciones y todas ellas son positivas. ya nadie ve al Levante como un milagro ni nadie se sorprende porque Caparrós sea capaz de salvar a un equipo de esa índole. Pero la gestión económica y de fichajes sigue siendo brillante y el hecho de mantenerse cada año en la Liga BBVA es un éxito en sí mismo. Y parece normal. Pero no lo es. Simplemente se percibe por la creación de una marca alrededor del Levante que engloba todas esas virtudes.
Así nos sentimos muchas veces en mi profesión. Valorados en los inicios por lo que somos capaces de hacer por otros y casi olvidados en los finales a pesar de lo conseguido. Y ya sé que muchas veces lo obtenido es intangible. Pero, al final, todo se resume en una cosa: si te conocen, te llaman. Si no, ya puedes esperar a que lo hagan.
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