Cuando comencé a estudiar Periodismo, sabiendo que mi objetivo era dedicarme al mundo de los deportes, creía que lo máximo que debería aprender eran las reglas de cada una de las disciplinas de las que tuviera que hablar.
Sin embargo, al menos en Valencia, muy pronto me di cuenta de que el periodismo no es una cuestión de circunscribirse a un aspecto concerto, sino que deben dominarse muchos a los que ni siquiera pensabas que tendrías que enfrentarte.
Una de las realidades que la gente tiene en su imaginario colectivo, y que no es así, es que los periodistas saben de todos los temas. Lo que equivale a pensar que un pediatra tiene nociones altas de neurocirugía por el simple hecho de ser médico.
La verdad es que debemos tener la formación adecuada para entender cualquier cosa que pase a nuestro alrededor, porque al fin y al cabo tenemos que ser capaces de simplificar esa realidad y ofrecerla en píldoras sencillas de entender a los receptores de las noticias. Pero eso no significa que dominemos todas las materias, si bien sí deberíamos conocer o buscar a la gente adecuada para que nos instruyera en ella.
En este sentido, este post va exactamente de eso. Durante los últimos 10 años he tenido que aprender términos como delito societario, concurso de acreedores, acción social de responsabilidad, due diligence o hasta expediente disciplinario y contradictorio. Términos, en principio, alejados del mundo del deporte, aunque hoy (al menos en mi ciudad) acaban por copar casi todos los artículos.
Por eso he preguntado a varias personas de mi alrededor por qué opinan que, de repente, el Valencia se venda con tanta celeridad. Y periodistas de alto nivel, economistas y hasta expertos en estrategia deportiva han acabado por coincidir en varios términos, que paso a explicar por si le sirven a alguien para hacerse una idea del asunto.
Bankia, agente activo en todo esto, ha ido vendiendo desde la entrada de Goirigolzarri muchísimos activos. Le daba igual si en el futuro iba a sacar más rendimiento de ellos o no. Necesitaban liquidez a corto plazo y, sobre todo, quitarse de encima los miles de problemas contables que estos suponían. El Valencia, por mucho que diga Salvo, es exactamente lo mismo. Y está actuando igual, aunque con mucha prisa porque supondría cerrar el balance del año 2013 liquidando una deuda de 150 millones de euros. Y eso ante el Banco de España y la Unión Europea es una cosa de poca broma.
Pero no es ese el único motivo: los fondos de inversión que optan a la compra son (en su mayoría) los denominados 'fondos buitre', que con información privilegiada y mucho dinero compran activos baratos para revenderlos alguños años después con plusvalías millonarias. Y por qué ahora? Porque es la primera vez desde 2010 que el precio de la vivienda ha subido y, en términos macroeconómicos, pronto lo hará el precio del suelo. Así que si ahora compras barato y no tienes necesidad de vender, sacarás por ejemplo por los terrenos de Mestalla un 20% más en menos de un lustro.
Pero en esta situación, lógicamente, quedan varias preguntas en el aire: comprarán para vender, con lo cual el 'engrandecimiento' del club y la plantilla tendrá fecha de caducidad? Le da eso igual a Bankia, que quiere quitarse de encima el marrón y a la Generalitat Valenciana, que no quiere pagar los 82 millones del aval de las acciones de la Fundación? Existe alguna alternativa fiable y cercana para no acabar como el Racing o el Málaga?
Para un segundo capítulo dejaremos una reflexión que me hizo un amigo: los que hablan de Llorente como gran gestor, cómo ven que apenas redujese la deuda y que cada año además le pagará 15 millones en intereses a Bankia? No fue Olivas quien le llamó para presidir el club? En ese caso, servía a los intereses del Valencia o del banco? Por qué no entró en concurso de acreedores, como hizo el Levante, para 'limpiarse' de repente la mitad de la deuda?
Y así hasta el infinito... Esto es Valencia
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