Recuerdo en mi época de adolescente que en el Instituto había dos días míticos: el que venía alguien externo a hablarte de sexo y el que derivaba en una conversación sobre los peligros de las drogas con gente que había estado enganchada a ellas.
La cuestión era sencilla: todos sabíamos que existía el sexo y que existían las drogas, pero en casa apenas te hablaban de ello y era necesario que alguien lo hiciera sin tapujos, para poder preguntarle a bocajarro todas las dudas que te hubieran surgido hasta aquel momento.
Estos dos aspectos los teníamos presentes en nuestras vidas. Había llegado la televisión y las escenas de una y otra índole eran frecuentes y, lógicamente, nuestras conversaciones sobre dos aspectos desconocidos y atractivos de nuestra futura vida de adultos también lo eran.
Y en ambos confluía la misma problemática: estaban ahí, pero nadie nos había enseñado qué había que hacer. Algo que, trasladado a estos tiempos, ocurre con la misma exactitud si lo aplicamos a las redes sociales.
Los niños cada vez tienen smaprtphones más jóvenes. Muchos de ellos han nacido en la era digital y saben perfectamente usar un dispositivo táctil como nosotros sabíamos jugar al Emilio Butragueño en el Amstrad CPC y nuestros padres no.
Para ellos hay incluso una red social casi específica, llamada Tuenti, aunque la mayoría ya están dados de alta en Facebook y siguen a gente que les interesa en Twitter. Es algo que está ahí y que no puede negarse.
Sin embargo, la mayoría de noticias y críticas de medios, padres y profesores tienen como objeto criticar el uso que sus hijos hacen de estas plataformas. Allí hablan de temas privados en público, cuelgan fotos muchas veces subidas de tono e incluso practican acoso a otros compañeros.
Lo que los colectivos de 'mayores' no recuerdan es que ellos hacían exactamente lo mismo en su época, aunque no existiera internet. Y que los comportamientos en esas edades son cíclicos, más allá de los avances que se hayan desarrollado de una época a otra.
Mi pregunta es: ¿quién ha dado una clase de redes sociales a sus hijos? ¿Quién les ha explicado lo que está bien y mal en Facebook, Twitter o Tuenti? ¿En qué colegio profesionales de la comunicación han realizado charlas orientativas para que los jóvenes sepan optimizar una herramienta que van a tener a su alcance sí o sí, sea en su teléfono, en su portátil o en un cybercafé?
Igual que había que hablar de drogas y sexo en los 90 hoy debería haber talleres especiales de nuevas tecnologías en los centros de formación. Porque todos han nacido en la era de internet, pero como ocurría antes y antes de antes y antes de antes de antes, no todo el mundo tiene la misma capacidad para saber gestionar los mismos escenarios.
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