Recupero esta sección del blog donde me gusta presentaros a la gente extraordinaria que por fortuna me rodea, para que podamos descubrir juntos cómo personas normales de nuestro entorno son capaces de hacer cosas grandes a diario.
No quiero convertir esta entrada en un obituario. sino en un homenaje. La escribo hoy como podría haberlo hecho hace más de un lustro, cuando conocí a Romano. Una persona que me marcó pese a nuestros escasos encuentros personales.
Siempre me hablaron de él como un aventurero. Y ciertamente lo fue. En su juventud fue marinero. Conoció a su mujer ya pasados los 40 a través de la ondas, pues ambos eran radioaficionados. Uno en Italia y la otra en España. Una persona que es capaz de enamorar a otra a través de un micrófono merece toda mi admiración.
Desde entonces residió y dio vida a San Silvestro, una pedanía de la costera localidad italiana de Pescara. Allí disfrutaron de muchas cosas suyas, aunque de la que más lo hice yo fue de su hospitalidad y de su inigualable mano para la pasta. No creo que pueda probar nunca unos spaghetti frutti di mare como los que descubrí en 2009.
Allí, sin su amada Mari durante mucho tiempo, crió él sólo a un niño que perdió a su madre demasiado joven. Y, mientras, se adaptaba a las nuevas tecnologías registrándose en Facebook y Twitter. Y vencía complejos rehaciendo una familia de la mano de una maravillosa siciliana.
Pero sobre todo tuvo algo Romano que le destacaba por encima de los demás: cuando la cercana L'Aquila sufrió uno de los peores terremotos de la historia de Italia, no tardó con más de 70 años ni un segundo en marcharse allí a ayudar a los damnificados. Y fue clave en la recuperación de las comunicaciones por radio en los primeros momentos de la tragedia.
El siglo pasado sólo nos hubiera dejado el libro que escribió en papel sobre sus andanzas marítimas, pero afortunadamente con las nuevas tecnologías nos queda su blog (www.pescaraonline.net), donde hablaba de radio y de viajes, pero desde el cual también enseñaba a los 'profanos' transalpinos a hacer una paella como Dios manda.
Poca gente de su generación tuvo tanta curiosidad por tantas cosas. Y hubiera sido capaz de estar en conversaciones tan diversas como las que versaban sobre política, religión, tecnología o gastronomía.
Sirva este post, escrito a base de lágrimas, como homenaje a una maravillosa persona. Ciao caro Romano. Vostra gentilezza straordinaria sarà sempre nei nostri cuori
Por ti he sabido que Romano di Bernardo ha fallecido. Hacía tiempo que no sabía de él y al ponerme por internet buscándole, me he encontrado con tu blog. Yo fui testigo de su enamoramiento con Rosa María EA5AF. Cuando murió Rosa María me mandó su fotografía antes de entrar en el quirófano, sonriente. Al salir había fallecido... David, su hijo vino a Valencia con Romano, y me entregó los equipos de radioaficionado de Rosa, heredados de Lorenzo, su padre. Yo los doné al museo de la Radio en Madrid, siguiendo su voluntad. Y ahora cuánto le hecho de menos a Romano. Me extrañó que no me contestara a mis correos.. En mi oración lo voy a tener presente estos días. Trataré de ponerme en contacto con David, su hijo.Y tú David Balay, gracias por tu blog y la delicadeza con que escribes. Saludos de Pepe Rodilla EA5HM en Valencia
Publicado por: Pep Rodilla | 24/11/2013 en 22:26