Vaya por delante mi pensamiento sobre Jaume Roures: como explicaré a lo largo de este post, no estoy de acuerdo con muchas de sus decisiones y actitudes, pero le profeso admiración profesional en muchos puntos. Primero, por dar trabajo a mucha gente a través de sus proyectos. Y segundo, porque arriesgó el dinero de su empresa para pagar a los clubes de fútbol precios POR ENCIMA DEL MERCADO para gestionar sus derechos televisivos. Y, con dirigentes como los que tenemos en el balompié nacional, es gracias (casi única y exclusivamente) a ese dinero que la mayoría de equipos no han entrado en Ley Concursal.
Sin embargo, los grandes empresarios (lo he vivido en primera persona, trabajando cerca de algunos) siempre acaban tomando decisiones inexplicables para 'la masa', que en muchos casos les llevan al éxito y el reconocimiento pero en algunos otros contribuyen a su fracaso personal y profesional.
Si no es vox populi, que creo que sí, la realidad de Mediapro es que se encuentra en una situación muy delicada por las deudas contraídas en los últimos años. Por eso, por ejemplo, se ha hablado tan insistemente en los últimos meses de una posible fusión entre La Sexta y Antena 3, al estilo de Cuatro y Telecinco.
Pero, más allá de todo eso, es evidente que no está sabiendo gestionar bien su mayor activo: el fútbol español. Bien por la pérdida de competitividad de la Liga (alentada por las diferencias económicas FIRMADAS Y APROBADAS por los clubes, no nos olvidemos), bien porque como la mayoría de los directivos han arruinado a sus clubes y le han pedido ayuda para salvar su trasero y poder pagar a la gente, el deporte que tan fervorosamente ha seguido la gente en España toda su vida está empezando a cansarles.
Les cansa porque hay una distribución de horarios que a veces les impide comer, otras cenar y muchas otras incluso poder acudir al campo con sus hijos. Les cansa porque da la sensación que interesa más que lo vean en China que en España (consecuencia lógica del problema de gestión al que aludíamos anteriormente). E incluso les cansa porque ya no saben a qué plataforma abonarse para poder seguir a su equipo cada semana.
Pero, por encima de todo, creo (como dice mi admirado Edu García en Radio Marca) que el verdadero problema es la opacidad. La falta de transparencia. O, mejor, la ausencia de explicaciones. Porque a mí podrá gustarme o no que se juegue al fútbol un domingo a las cuatro de la tarde, pero si el señor que pone ese horario me explica por qué lo hace al menos mitigará mi derecho a quejarme.
Tan difícil es explicar que aquí el fútbol no es rentable y hay que exportarlo fuera para que Mediapro pueda seguir ganando dinero y financiando a los clubes? Tan complicado es explicarle a los aficionados que la única fórmula para ello es espaciar los encuentros? En serio, con todos los respetos, se pueden obtener beneficios de la retransmisión de un Granada-Racing? Y, sobre todo, cómo es posible que se obligue a pagar a las radios amparándose en que se lucran con su producto y la primera demanda que reciban por no poder acceder a los estadios sea de Radio Nacional de España, que no vive de la publicidad?
Al final, a Roures le pasa como a la mayoría de empresarios de la veja escuela de este país. Que creen que tienen la razón absoluta y que no deben dar explicaciones a nadie porque se han hecho a sí mismos. Y, curiosamente, cuanto menos hablan con la gente de a pie, más da la sensación de que no son triunfadores sino iluminados con fecha de caducidad.
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