La temporada de la consolidación del primer proyecto post-Roig de la era del baloncesto masculino en Valencia tenía muy buena pinta. Se había conseguido un título europeo, los patrocinadores volvían a creer en la fuerza de este deporte, no se habían escapado todas las estrellas y la gente volvía a llenar la Fonteta.
Todo ello (no el mérito absoluto, pero sí el de una idea, que vale mucho dinero) vino porque en una época de desesperación, 10 años después de la última vez por fin se dejó trabajar a un experto deportivo y no a un gestor sin más. Sin nada que perder se confió en el buen ojo de un chaval joven pero muy preparado llamado Toni Muedra y resulta que la cosa va y funcionó.
Pero, como en cualquier club deportivo donde se alcanza un éxito rápido, la clase dirigente tiende a olvidar quién ha sido el artífice y piensa que realmente el acierto ha sido suyo. No por confiar en gente que sabe, no. Sino porque cree de verdad que la filosofía surgió de su sabiduría infinita.
Una sabiduría que, contra el criterio del secretario técnico, les llevó (aunque sería más correcto decir le llevó, verdad señor Raga?) a creer que ya todo era inercia. Y se decidió no renovar al entrenador que devolvió la gloria a la entidad por un puñado de euros (lo bueno se paga) para traer a un inexperto en grandes y aun más en vestuarios y entornos de nivel y tener que acabar recurriendo a la idea primigenia de la dirección deportiva (lo malo se paga el doble. Entre Hussein y Pesic se ha gastado más el club que en renovar al anterior entrenador).
Y hete aquí que llega Svetislav y, sin tiempo para entrenar, a la primera el equipo funciona. Algo tendrá el agua cuando la bendicen y más si la bendición es de mucha tradición en títulos, pero es curioso ver como Omar Cook resulta que deja de ser individualista, Víctor Claver da un paso al frente en cuestión de horas o hasta Savanovic mete triples decisivos. En fin, deportistas de élite. No hay mucho más que comentar que no se sepa ya.
Sin embargo, cabe recordar que el ex del Barça y Alba de Berlin acaba contrato el próximo verano. Y que, pese a llevar tres años tumbado a la bartola, resulta que lo está haciendo tan bien que ofertas no le faltarán.
La pregunta es: pasará lo mismo con él que con Neven? Se dirá que el club no puede asumir el dinero que cuesta, se fichará a otro preparador menos idóneo, se le cesará, se contratará más tarde a la que era primera opción de Muedra y no de Raga y volveremos al eterno retorno de Nietzsche?
La historia del Valencia Basket dice que así será. Yo, por desgracia, también lo creo. Pero espero que, por una vez, alguien se de cuenta de que hay que hacerle caso al que sabe, aunque creas que es un nene treintañero que no tiene tu experiencia en la vida.
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