Dicen que siempre que alguien deja de vivir (porque hay gente que no muere, que sigue en nuestro pensamiento, pero simplemente deja de vivir) sólo recibe elogios y buenas palabras.
Yo de José Luis Tormo podría decir que a veces tenía mala gaita, pero es la peor que puedo recordar de él. Lo mejor, el hecho de tratar a la gente joven como iguales en el marco laboral, la educación y la sonrisa con la que siempre te recibía cuando volvía a verte (la última vez, en la gala de los 10 años de El Mundo en Valencia celebrada en el Palau de la Música) y, sobre todo, su forma de hacer radio.
Cuando alguien es capaz de pasar de los deportes a las noticias sociales con naturalidad y de crear programas donde las tradiciones autóctonas se hacen interesantes mientras se mezclan con grandes concursos (su dupla con Carlos Egea en las ondas de la COPE fue histórica), es que ha nacido para la radio.
Sirvan estas palabras como homenaje a una persona que consideré mi amigo y que me enseñó muchas cosas para mejorar delante de un micrófono.
Y si hay Radio Cielo, seguro que alguien se alegra de haber hecho un fichaje de ese calibre.
PD.- Como Beatlemaníacos ambos, le dejo como homenaje esta canción. No podía ser de otra manera
Muchos quedamos un poco huérfanos este pasado fin de semana. Con José Luis se va el último de la vieja escuela, de los que no "trabajaban" en radio, si no que "hacían" radio -como el pan- todos los días. Un maestro. Un genio. Allá donde estés, un abrazo, amigo.
Publicado por: Nacho Sapena | 28/04/2008 en 19:26