Víctor Claver es muy joven, es muy bueno, debería jugar de tres (aunque algunos opinan que sería un mejor cuatro al estilo Garbajosa) y no tardará demasiado en ir a la NBA.
Todo esto son axiomas que prácticamente todos los aficionados al Pamesa Valencia y muchos de los seguidores del baloncesto español creen a pies juntillas. En principio, no les quito la razón. Aunque hay un tema que me preocupa.
Ya se ha empezado a hablar de que hay que renovarle, que el chaval se lo ha ganado, que si no puede haber un nuevo caso ‘Felipe Reyes’ o ‘Marc Gasol’ y se lo puede llevar algún rival nacional o europeo antes de su más que posible salto a Norteamérica.
Curiosamente, todo esto llega en el momento donde Víctor aún no ha dado el paso al frente que se esperaba de él, donde pese a los seis triunfos consecutivos de Pamesa no ha sido el jugador clave en ninguno de esos choques victoriosos y donde Katsikaris (al igual que hizo a lo largo de la temporada pasada) ya le ha mandado algún mensaje a través de los medios.
Mucha gente dirá que es muy joven, que no hay que cargarle de responsabilidad, que para decidir están los cracks como Williams y que él debe dedicarse a aprender.
Yo creo que en los últimos play-off, sin ninguna presión porque tenía muchísimo que ganar y poco que perder (exhibirse ante el Real Madrid, demostrar que era un jugador ya hecho para la ACB, aprovechar el desconocimiento que de él tenían los rivales) demostró lo que es capaz de hacer. Pero un gran jugador debe demostrar que lo es superando al resto de hombres decisivos de su plantilla, imponiéndose a los adversarios pese a que le conozcan al dedillo y aprendiendo de sus compañeros pero ganándose su respeto en los entrenamientos.
Estoy convencido de que Víctor es capaz de esto y de mucho más. Pero ha llegado el momento en el que debe demostrar si es un gran jugador o un crack. Porque la juventud se pone como excusa para los que no tienen la capacidad suficiente para ser grandes. Y éste no es su caso.
Y respecto a la renovación, mejor estar tranquilos. Si se quiere ir se irá, se haga lo que se haga. Pero yo sigo pensando que existe gente como Rudy Fernández que prefiere seguir jugando en el equipo de su vida ocurra lo que ocurra a su alrededor.
* Artículo publicado en www.nostresport.com
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